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Glen, un pastor alemán de pelaje blanco, no fue solo un perro cualquiera. Junto a su controlador, un joven de 19 años llamado Emile Servais Corteil, Glen se lanzó en paracaídas durante la Operación Overlord el 6 de junio de 1944, jugando un papel crucial en la Batalla de Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.
Un binomio inquebrantable
Glen fue entrenado específicamente para detectar explosivos, minas y alertar sobre la presencia de enemigos. Su valentía y habilidades lo llevaron a ser reconocido por los militares europeos por su destacada participación en la batalla. Emile, originario de Watford, Hertfordshire, Reino Unido, fue el encargado de guiar a Glen a través del campo de batalla, demostrando una relación de amor y lealtad inquebrantable.
El día D: Una misión peligrosa
Según la organización benéfica Hero Paws Life After Service, Emile y Glen lograron aterrizar con éxito en territorio ocupado por el ejército alemán. De los aproximadamente 700 soldados que se lanzaron en paracaídas ese día, solo 150 lograron alcanzar su objetivo, mientras que el resto luchó valientemente para reagruparse.
A pesar de su entrenamiento y amor por saltar desde grandes alturas, Glen mostró resistencia a lanzarse del avión durante la Operación Overlord. James Baty, un paracaidista, recordó que Glen parecía haber tenido una premonición, mostrando miedo y siendo finalmente forzado a saltar junto a Emile.
Trágico destino
Desafortunadamente, durante un intercambio de fuego en Normandía, Glen y Emile fueron víctimas de “fuego amigo”, siendo confundidos con el enemigo por un grupo de soldados aliados. Ambos murieron en el campo de batalla, encontrados juntos en el cráter de una bomba, con Emile sosteniendo firmemente la correa de Glen.
Ambos fueron enterrados en el Cementerio de Guerra de Ranville. En la inauguración de un monumento en honor a los soldados caídos, el gobierno francés recordó su valentía y sacrificio. El epitafio en la tumba de Emile, escrito por su madre, destaca la nobleza de Glen y el carisma de su hijo: “Si hubieras conocido a nuestro hijo también lo habrías amado. Glen, su perro paracaidista, murió con él”.
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